Los grupos de población más vulnerables son los niños entre 6 y 24 meses de edad y las mujeres embarazadas, a causa del aumento de requerimiento de hierro relacionado con la mayor velocidad de crecimiento durante estas etapas de la vida. Esta intervención tiene como objetivo la prevención de la anemia a través de la suplementación con hierro y ácido fólico.
La anemia por deficiencia de hierro tiene consecuencias funcionales adversas que comprometen el desarrollo intelectual de los niños, el sistema inmunitario, la capacidad de trabajo muscular, y representan riesgos durante el embarazo y el parto.
La deficiencia de hierro en mujeres en edad fértil aumenta la mortalidad materna, perinatal infantil, y favorece el nacimiento de niños prematuros. El 40% de todas las muertes maternas perinatales están vinculados a la anemia Las embarazadas con anemia tienen un 18% más de riesgo de presentar muerte fetal.
La prevención, como el tratamiento oportuno son acciones prioritarias a incorporarse en la práctica diaria de los equipos de salud en los diferentes niveles de atención.
Debido a lo detallado anteriormente, es preciso visualizar esta carencia como un problema de salud pública con el objetivo de fortalecer las estrategias preventivas a través de un abordaje integral.